4 de septiembre de 2008

SPPNA

Es verdad, lo evidente no existe, sin embargo, de vez en vez lo olvidamos. También es verdad aquél enunciado que dicta: "El menos común de los sentidos es el sentido común", y me refiero a ambos axiomas de la vida cotidiana con gran preocupación. Resulta pues que, en un acalorado debate sobre el llamado Security and Prosperity Partnership of North America (SPPNA), o TLCAN Plus, algunas personas sostenían que era perfectamente válido que no se consultara a la población sobre las decisiones que el poder ejecutivo (Felipe Calderón y sus homólogos de Canadá y Estados Unidos) tomará al respecto. El SPPNA, como su nombre lo indica, no es un tratado sino una simple "asociación" de cooperación en términos militares, de inteligencia y además una mejora (para los empresarios de los tres países evidentemente) al TLCAN en materia económica. Ahora bien, en política como en el matrimonio, uno debe prestar particular atención a las palabras utilizadas. Resulta pues que la diferencia legal que existe entre un acuerdo o tratado y una asociación es que cuando un representante de un Estado (Secretario de Economía para el caso de la firma de un acuerdo comercial, un grupo de negociadores, o incluso el presidente mismo) firma un tratado, es necesaria la ratificación de la cámara de senadores (para el caso de México), esto significa que habrá concenso sobre la decisión y por lo tanto será legítima. En el caso de las asociaciones esto no sucede así, el presidente no avisa ni a los legisladores ni a la población. Hay muchas lecturas que se le puede dar a esta situación, sin embargo me centraré unicamente en hacer un análisis que responde al argumento absurdo de una persona implicada en el debate. Yo pensaba que la respuesta era obvia, pero me dí cuenta que no.

El argumento fue el siguiente: "Está bien que el presidente no consulte a la población en lo que respecta a la negociación del SPPNA, pues la mayoría de las personas en México ni siquiera sabe leer, además, entre los que saben leer muy pocos concen de política. Por lo tanto en necesario dejar en manos de los expertos estas decisiones tan importantes."

Y mi respuesta es la siguiente:

Es una pena que una persona que dedicará su vida a la ciencia política venga y exponga argumentos poco reflexionados, sin conocimiento alguno sobre la democracia, pretenciosos, inocentes, y lo peor, que lo diga en voz alta. En primer lugar hay que comprender qué es la democracia. Resulta que ese concepto tan de moda se refiere a quién y bajó qué procedimientos está autorizado para tomar decisiones relevantes a la mayoría de los representados. Así de básico, así de simple. Cuando nos referimos a quién está autorizado para tomar decisiones, nos referimos a los funcionarios públicos que fueron electos mediante el sufragio de la población en condiciones de votar. Ese "Quién" está conformado por un número elevado de miebros que se llama Congreso de la Unión, que a su vez se compone de dos cámaras: La de diputados y la de senadores. El problema en México no es tanto quién está facultado para decidir (hago énfasis en "No tanto", aunque sabemos que sí es un problema muy grande), sino bajo qué procedimientos. En este caso es claro que la decisión del presidente es anti-democrática, no representativa e ilegítima (y sigue la mata dando). Con el advenimiento de la transición democrática en nuestro país se han hecho cada vez más evidentes los engranajes oxidados de nuestras institituciones y sus procedimientos de representación. Ahora bien, con este concepto un poco más claro podemos continuar. En segundo lugar, el que la población del país no sepa leer o no entienda por completo lo complejo de la política no significa que no deba ser consultado para la toma de decisiones, aunque no sea de manera vinculatoria. Al respecto del ciudadano no educado, el filósofo político italiano Norberto Bobbio hace la siguiente anotación: "La democracia se rige por la regla de la mayoría, que es el remedio para la tiranía. La partiticpación de todos los miembros de la sociedad es un imperativo en ese sentido. Para el caso de la población ignorante, el ejercicio del voto es una forma de educación, pues comenzará a darse cuenta de la implicaciones que la política tiene su vida cotidiana." Si no se consultara a la población en general, entonces sería tener una democracia pasiva y eso significaría un retroceso en todos los sentidos. La tecnocracia (el gobierno de los expertos) y la democracia son antitéticas, es decir, no pueden ser parte de un mismo régimen político que se jacte de democrático. Esto se debe a que la población estaría gobernada por una élite que no permitiria la participación y no se preocuparia por la consulta y la representación de los ciudadanos. Además, en ningún momento se ha dicho que para el caso del SPPNA se deba consultar a toda la población. Existe una Sociedad Civil que se preocupa directamente por las negociaciones de dicha asociación, y es esta misma sociedad civil que pide
consideración.

Parece que cuando los estudiantes van a sus clases no se preocupan más que en pasar los exámenes, olvidan lo importante de la aplicación de la teoría en la vida real y exponen argumentos sin sentido, déspotas y además engreidos. Ojalá que esto cambie pronto, solo así podremos hacer una verdadera reforma institucional, y de los procedimientos de representación que tomen en cuenta a todos los que vivimos en este país.

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